lunes, 25 de marzo de 2013

Contrastando Nuestros Ambientes

Las zonas húmedas, el verdadero paraíso

Por : Vicente Moreno

Han llegado los meses cálidos del año… marzo, abril y mayo,  meses excelentes para llevar a cabo muchas tareas difíciles de realizar en ambientes húmedos, tales como reparación de techos y losas, siembra de cierto tipo de plantas y de cultivos, reparar canales hidráulicos, aljibes, etcétera  pero con ellos llega también, aparte de las altas temperaturas y la alta radiación, la sequedad…la sequedad del ambiente.
 La ausencia de lluvias de este periodo es el factor que determina ésta seca, la cual es moderada o extrema dependiendo de las condiciones locales o globales (como el calentamiento global), los efectos que produce esta condición lo sentimos todos  y literalmente lo sufrimos todos... ¿cuándo?.. en este periodo, sí, pero hay quienes lo padecen más allá del periodo que abarcan estos tres meses; para que te des una idea de esto detente un momento y analiza con cuidado lo siguiente:
¿Has sentido el efecto de la alta temperatura, cuando el sol cae incandescente sobre ti mientras caminas de tu casa a la escuela, al trabajo, o a tu parcela? ¿Has estado en un lugar donde existe total ausencia de árboles y arbustos y sin una fuente de agua para beber o dónde remojarte? Seguramente que sí, es entonces cuando valoramos la bendición que son los árboles y en general nuestras áreas arboladas (bosques y selvas) cuyo beneficio inicial es refrescarnos y preservar vivas las fuentes de agua, aún en estos periodos de seca,con esto queda demostrado que las zonas que se encuentran llenas de vegetación  se encargan de capturar, conservar y liberar la humedad, no solo ambiental sino la de las lluvias y la subterránea, la que se acumula en depósitos freáticos llamados mantos como son los lagos, lagunas, ríos, arroyos y corrientes subterráneas, que tienen como último destino al mar.


Quién ha tenido la oportunidad de viajar de la ciudad de México a Xalapa u Orizaba, en el estado de Veracruz, habrá podido notar cómo al pasar por las cumbres de Acultzingo, o mejor dicho, al cruzar la cadena montañosa de la Sierra Madre Oriental ( accidente geográfico que constituye un límite natural entre los estados de Veracruz y Puebla) llega un momento en que la vegetación cambia de manera abrupta: de ver matorrales, magueyales y cactáceas propias de un ámbito seco, a ver áreas verdosas, exuberantes y frescas, inundadas de árboles y plantas llenas de un verdor adorable, es en ese momento (como en el ejemplo donde después de caminar a sol vivo y hallar  la sombra de un árbol) cuando valoramos  nuestras áreas húmedas y boscosas, las cuales son incomparables y son una bendición que muchos pueblos y ciudades desearían poder  tener.
Estados como Veracruz, Chiapas, Tabasco, Campeche son lugares bendecidos por el verdor de selvas y bosques, por lagunas, por arroyos e inmensidad de ríos, a diferencia de lugares donde la situación es terriblemente difícil y desfavorecida con áreas secas y amarillentas como en Tlaxcala, Puebla, Coahuila, Sonora, Chihuahua, entre otras. Por esta razón es que resulta imperdonable que lugareños y personas foráneas hagan desaparecer  hectáreas de bosques y selvas  a través de las talas clandestinas,  de los incendios forestales (muchos de ellos deliberados) o a través de malas planificaciones urbanas que provocan un avance desordenado de la mancha urbana (la llamada civilización).
Otro aspecto que resulta increíble e imperdonable es que estos estados (Veracruz, Chiapas, Tabasco, Campeche,etcétera), bendecidos como, ya dijimos, con infinidad de ríos, arroyos, lagunas y corrientes subterráneas, tengan el 90% de estas fuentes de agua contaminadas, es decir casi todas;  esto es algo que como sociedad pensante y civilizada debería llenarnos de vergüenza, ya que literalmente hemos convertido estas fuentes hídricas en las cloacas y basureros de nuestras comunidades y ciudades y nos hemos mal acostumbrado a tal grado, que vemos esto como algo “normal” y  tal pareciera que ya a nadie le importa. Ejemplos terribles de esto son ríos como el Coatzacoalcos o el Blanco en Veracruz, el Lerma –Santiago en el Estado de México, el Texcuyuapan en Chiapas, el Grijalva o el Usumacinta en Tabasco o  lagos como el de Pátzcuaro en Michoacán o el de Chapala en Jalisco, entre otros, que fueron orgullo de sus pueblos  ya que estaban llenos de vida, de peces, de aves y de muchas otras especies animales, y desde luego, infinidad de plantas.


Es nuestra obligación rescatarlos y devolverles la limpieza y pureza que poseían para  hacer que vuelvan a ser la fuente de vida que antes eran, en beneficio ¿de quién?... de nosotros mismos.
 Recordemos  que… EL AGUA NO NACE EN BOTELLAS, EL AGUA NO SE FABRICA… LA ÚNICA FÁBRICA DE AGUA ES LA NATURALEZA…¡¡ Tú decides  !!


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