Las zonas húmedas, el verdadero paraíso
Por : Vicente Moreno
Han llegado los meses cálidos del año… marzo, abril y
mayo, meses excelentes para llevar a
cabo muchas tareas difíciles de realizar en ambientes húmedos, tales como reparación
de techos y losas, siembra de cierto tipo de plantas y de cultivos, reparar
canales hidráulicos, aljibes, etcétera pero
con ellos llega también, aparte de las altas temperaturas y la alta radiación,
la sequedad…la sequedad del ambiente.
La ausencia de
lluvias de este periodo es el factor que determina ésta seca, la cual es
moderada o extrema dependiendo de las condiciones locales o globales (como el
calentamiento global), los efectos que produce esta condición lo sentimos todos
y literalmente lo sufrimos todos...
¿cuándo?.. en este periodo, sí, pero hay quienes lo padecen más allá del periodo
que abarcan estos tres meses; para que te des una idea de esto detente un
momento y analiza con cuidado lo siguiente:
¿Has sentido el efecto de la alta temperatura, cuando el sol
cae incandescente sobre ti mientras caminas de tu casa a la escuela, al
trabajo, o a tu parcela? ¿Has estado en un lugar donde existe total ausencia de
árboles y arbustos y sin una fuente de agua para beber o dónde remojarte?
Seguramente que sí, es entonces cuando valoramos la bendición que son los
árboles y en general nuestras áreas arboladas (bosques y selvas) cuyo beneficio
inicial es refrescarnos y preservar vivas las fuentes de agua, aún en estos
periodos de seca,con esto queda demostrado que las zonas que se encuentran
llenas de vegetación se encargan de
capturar, conservar y liberar la humedad, no solo ambiental sino la de las
lluvias y la subterránea, la que se acumula en depósitos freáticos llamados
mantos como son los lagos, lagunas, ríos, arroyos y corrientes subterráneas,
que tienen como último destino al mar.
Quién ha tenido la oportunidad de viajar de la ciudad de
México a Xalapa u Orizaba, en el estado de Veracruz, habrá podido notar cómo al pasar por
las cumbres de Acultzingo, o mejor dicho, al cruzar la cadena montañosa de la
Sierra Madre Oriental ( accidente geográfico que constituye un límite natural
entre los estados de Veracruz y Puebla) llega un momento en que la vegetación
cambia de manera abrupta: de ver matorrales, magueyales y cactáceas propias de un
ámbito seco, a ver áreas verdosas, exuberantes y frescas, inundadas de árboles
y plantas llenas de un verdor adorable, es en ese momento (como en el ejemplo donde después de caminar a sol vivo y hallar la sombra de un árbol) cuando valoramos nuestras áreas húmedas y boscosas, las cuales
son incomparables y son una bendición que muchos pueblos y ciudades desearían
poder tener.
Estados como Veracruz, Chiapas, Tabasco, Campeche son
lugares bendecidos por el verdor de selvas y bosques, por lagunas, por arroyos
e inmensidad de ríos, a diferencia de lugares donde la situación es terriblemente
difícil y desfavorecida con áreas secas y amarillentas como en Tlaxcala, Puebla,
Coahuila, Sonora, Chihuahua, entre otras. Por esta razón es que resulta imperdonable que lugareños y personas foráneas
hagan desaparecer hectáreas de bosques y
selvas a través de las talas
clandestinas, de los incendios forestales (muchos de ellos deliberados) o
a través de malas planificaciones urbanas que provocan un avance desordenado de
la mancha urbana (la llamada civilización).
Otro aspecto que resulta increíble e imperdonable es que
estos estados (Veracruz, Chiapas, Tabasco, Campeche,etcétera), bendecidos como, ya dijimos, con infinidad de ríos, arroyos, lagunas y corrientes subterráneas, tengan el 90% de
estas fuentes de agua contaminadas, es decir casi
todas; esto es algo que como sociedad
pensante y civilizada debería llenarnos de vergüenza, ya que literalmente hemos
convertido estas fuentes hídricas en las cloacas y basureros de nuestras
comunidades y ciudades y nos hemos mal acostumbrado a tal grado, que vemos esto como algo “normal” y tal pareciera que ya a nadie le importa. Ejemplos terribles de esto son
ríos como el Coatzacoalcos o el Blanco en Veracruz, el Lerma –Santiago en el Estado
de México, el Texcuyuapan en Chiapas, el Grijalva o el Usumacinta en Tabasco o lagos como el de Pátzcuaro en Michoacán o el de
Chapala en Jalisco, entre otros, que fueron orgullo
de sus pueblos ya que estaban llenos de
vida, de peces, de aves y de muchas otras especies animales, y desde luego, infinidad
de plantas.
Es nuestra obligación rescatarlos y devolverles la limpieza
y pureza que poseían para hacer que
vuelvan a ser la fuente de vida que antes eran, en beneficio ¿de quién?... de
nosotros mismos.
Recordemos que… EL AGUA NO NACE EN BOTELLAS, EL AGUA NO
SE FABRICA… LA ÚNICA FÁBRICA DE AGUA ES LA NATURALEZA…¡¡ Tú decides !!
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