Por: Vicente Moreno
Fin y principio de año, época única para
los cafeticultores veracruzanos, momento único para el corte del aromático
fruto. Qué bellas lucen las matas de café radiantes de verdor y colmadas de granos
rojos de café cereza, sin duda el sueño deseado por todo campesino y productor
de café. Pero no todo es maravilla, veamos por qué...
Ríos rojos
Para llegar a nuestras tazas, el café debe pasar
por diferentes etapas de preparación y procesamiento como: el corte del fruto,
el beneficio o despulpado, secado, tostado, molido y envasado; y es en la
ejecución de estas tareas cuando se llega a causar severos daños por
contaminación, en este caso mencionaremos la de los ríos, de varios de ellos
que riegan los campos que albergan cafetales pero que son también la fuente de
abasto de pueblos y ciudades, de plantas, animales y del ser humano.
El proceso de despulpado se efectúa una vez cortado
y encostalado el fruto, de donde se remite a los centros llamados Beneficios de café , donde se procede
inicialmente a su despulpado. El método más empleado es el llamado beneficio húmedo, que consiste en
remojar el café en tinas de agua, pasarlos por máquinas despulpadoras y lavar
la masa molida para separar el grano en pergamino de la pulpa; pero ¿qué pasa
con la pulpa y el agua fermentada del lavado? Muchas de las agroindustrias
cafetaleras, contraviniendo las normas y los reglamentos establecidos en
materia ambiental, descargan los desechos de este proceso directamente a los
ríos, ensuciando las aguas que corren por ellos ( aún muchas de ellas cristalinas
) siendo así parte de la severa contaminación de la mayoría de ellos. Es común
ver cómo estos ríos llegan a correr con un color café rojizo, producto de este
desecho, siendo esta una de las quejas más constantes de las comunidades
rurales.
Beneficios
secos, la solución sustentable
Realizar el beneficio
en seco de este producto agrícola constituye una de las mejores
alternativas para proteger nuestros ríos y arroyos de la contaminación por la
descarga de los desechos derivados de los desperdicios del café. A nivel
industrial corresponde un
despulpado mecánico, lavado e inmediato secado con
hornos y ventiladores, con lo que el gasto de agua es mínimo. Para la mayoría
de pequeños productores la solución se halla en la energía del sol, la cual por
años ha sido una solución poco aprovechada. Regar el grano en pisos de cemento
ha sido uno de los métodos más comunes para realizar su secado.
También puede realizarse el secado en hornos para
deshidratar el grano en cereza, y una vez seco, se fricciona para desprender la
cáscara y se criba para separar el grano de la cáscara seca o puede soplársele con un ventilador para lograrlo. De esta manera el grano sale listo para el
tostado y la cascarilla seca puede triturarse para utilizarse como abono para
el suelo, evitándose con este método el uso de agua para su despulpado y, por
supuesto, se eliminaría un vector de contaminación pues no habría necesidad de
descargar agua de desecho por este proceso.
Construir estructuras sencillas con materiales
comunes como maderos del campo, mallas de alambre, láminas metálicas, plásticos,
etcétera, puede ser una opción aún mejor para maximizar el espacio (pueden
crearse varios niveles para extender el café) y el aprovechamiento del calor
por irradiación solar. Además la fuente de calor es 100% natural.
Pongamos en práctica estas nuevas maneras de
procesar nuestros productos, el beneficio será de todos.
Referencias
1.- Fuentes Verbales
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