Por: Geovida
Tierra, el maravilloso planeta que logra lo que ningún
otro en un radio inmenso de millones y millones de kilómetros: albergar vida
(entre la que está la vida de nosotros,
los humanos), celebra este mes el día que le hemos asignado para celebrarla: el
Día de la Tierra.
El recuento
de los daños
Aunque hay
notables esfuerzos que destacar y rescatar en favor de la naturaleza y de
nuestro planeta, no se puede evadir la realidad del gran deterioro ambiental
que hemos y seguimos generando; como si ignoráramos lo que hacemos y el grave
daño que le causamos al planeta…Nuestro planeta. Claro está, unos más otros
menos. ¿Te has puesto a pensar que la Tierra es el único refugio que tenemos en
cientos de miles de kilómetros en el espacio, el único en todo el Sistema solar
y el único mucho más allá? Por eso es
más grave y vergonzoso el daño que hacemos, pues lo hacemos conscientes, conociendo
y sabiendo que es malo, incorrecto y dañino, pero nuestra arrogancia y desidia opta por lo más
cómodo y fácil para nosotros…vivir y no preocuparnos de las consecuencias. Pero
las consecuencias siempre nos alcanzan.
Así vemos como se
destruyen selvas enteras, como desaparecen nuestros bosques, como se causan
incendios forestales, como se patrocinan matanzas y extinciones de animales,
basados en el “gran razonamiento” de que “es para el progreso” o “hay muchos”.
Aunado a estos daños podemos mencionar la contaminación de cuerpos de agua o su
sobreexplotación, o la emisión irresponsable de millones y millones de
toneladas de gases venenosos que dañan nuestra atmósfera, y así podríamos
seguir mencionando incidente tras incidente sin llegar al final. La motivación
de todo esto ya la sabemos: la ambición irracional, la tibieza de quienes
deberían impedirlo, la complicidad e indiferencia de la ciudadanía, y el
flagelo más grande: la corrupción.
Las consecuencias de todo esto no se hacen esperar y muchos
pobladores de los pueblos o de las
grandes ciudades, comenzamos a ver y sufrir los resultados: gentes en
los noticieros quejándose que carecen de agua, sequías extremas en estados
agrícolas que requieren del riego, olas de calor intensas y prolongadas,
tornados destructivos en lugares inéditos, olas de frío y nevadas prolongadas,
caída de grandes bolas de granizo con terribles daños a las casas y los
cultivos, del mismo modo, en sitios en donde esto no se conocía, pesca escasa, Etcétera.
Tú eres la Esperanza
Sin embargo, a pesar de todas estas lamentables situaciones, hay
eventos y esfuerzos que dan una luz de esperanza de que si se unifica la
conciencia ambiental de la mayoría de los habitantes de este planeta, podrían
obrarse milagros en favor de nuestra naturaleza, ¿cómo? si lográramos decirle a
los jóvenes y a los niños... < ¡no
hagas lo que yo y la mayoría de los adultos hemos hecho durante años y décadas…destruir,
explotar irresponsablemente y dañar a la naturaleza. Sabes… la verdad siempre
estuve equivocado, pero mi arrogancia, mi egoísmo y mi ambición no dejaban que viera lo torpe que es hacer
todo lo que los malos humanos hemos hecho: Cómo es posible que echemos
excrementos y venenos químicos a los ríos, lagos y mares conociendo la manera
de evitarlo, cómo es posible que echemos toneladas de humo y gases venenosos al
aire que respiramos si sabemos con qué sustituir lo que lo provoca, cómo es
posible que destruyamos enormes superficies de selvas vírgenes y boscosas para
edificar cuando contamos con las tecnologías para hacerlo hacia arriba o hacia
abajo y ahorrar muchísimo espacio, cómo es posible… Así que muchacho, no lo hagas,
no hagas las mismas cosas que esta generación, tú no cometas estos mismos errores,
estás a tiempo, de ello depende tu supervivencia, no hay ningún lugar lejos, no
hay otro lugar “a donde irme a vivir” en donde no nos alcance el efecto de
estos desequilibrios, es tu futuro, si hoy tus abuelos y tus padres no son
capaces de advertir o aceptar esta situación, tú sí. Sé fuerte y guíate por tu
raciocinio y tu conciencia. Esta es
nuestra esperanza…tú decides! >.
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